miércoles, 4 de enero de 2012

Evocación...

Fueron mías sus fervientes caricias
y la miel que de sus labios brotaba.
En sus brazos conocí mil delicias.
¡Cuánto las disfruté! Él me abrasaba.

Me abrasaba con sus besos y ardicias,
chispas al deseo que despertaba...
Como embrujo de mi sed y codicia,
mi vida dio color, porque lo amaba.

Lo amaba, sí. Sin caer en errores,
hizo mi vivir sucursal del cielo.
Radiante y alegre como las flores.

Las flores del vergel de lo que anhelo
a su recuerdo ofrezco con loores.
En esta fría noche... De desvelo.

ISABEL          
04/01/12

2 comentarios:

Orlando Francisco Menéndez dijo...

Muy bello soneto. Cariños.

Isabel. dijo...

Muchas gracias por tu cariñoso comentario.

Recibe mi abrazo.