miércoles, 22 de octubre de 2025

Relatando mi noche

Llegó la noche. Desde el comienzo de su recorrido percibí en el ambiente el aroma de unos versos endulzados entre sorbos de café, y ecos del pasado que rompían el silencio.

Mi musa, feliz y en su elemento, me hizo este comentario: “En la oscuridad brilla la nostalgia y palpitan momentos increíbles; el desvelo atrae las palabras lindas que tu pluma y mi voz necesitan, para que nazca la poesía que ama pasear por el universo de las sombras”.

La escuché sin chistar, su comentario esta vez no avivó mi entusiasmo. Después de un par de noches de coquetear con el insomnio, no deseaba perderme en unos versos, sino entre las sábanas. Mi alma fatigada clamaba por el sueño, no por la inspiración. Necesitaba dormir.

Pero de pronto, justo cuando la frustración del desvelo se rendía, una súbita punzada de nostalgia me impulsó hacia la caja donde descansan mis álbumes de fotografías. Los saqué de su sitio, y al abrirlos, los revisé.

En esas fotos brotaron instantes de adiós, sonrisas de encuentros, Navidades en familia. Mi corazón se emocionó al contemplar rostros amados en tiempos lejanos: mis padres, mis hermanos, don Alex, mi esposo, nuestros hijos… y yo con el correr de los años, desde mi niñez, hasta en la edad madura. Esa dulce pena se transformó en la poesía silenciosa que la musa buscaba y me mantuvo en vela, absorta. El sueño huyó nuevamente

Ya amanece. El sol adorna el horizonte con pinceladas oro y granate. El aire fresco de la alborada me reanima. El desvelo se fue muy de mañana, tal vez la musa se lo llevó consigo, dejando en su lugar la calma y el recuerdo.

ISABEL
22/10/25

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