viernes, 31 de mayo de 2013

A Una Alada Joya

Te vas, colibrí consentido.
Dejas mi entorno
y resignada te veo partir
al no poder impedirlo.
Te digo adiós con el alma.
Sé que voy a extrañarte.

Añoraré tu diminuta figura
de iridiscente plumaje,
tus zumbones aleteos
frente a mis ávidas rosas
acariciadas con tu fértil pico,
succionador de las mieles
que coquetas te entregaban.

Avecilla golosa…
En tus ojitos de selva
llevas la luz de lo sublime.
Y en ese levitar al revuelo,
la magia en remolino
del espíritu de una flor
que llegó a mi arcano jardín,
para engalanarlo…

Hoy, como suspiro,
tu presencia aquí, desaparece.
Pero el lapso de tu estadía
trasciende, palpita...
Tiene alas de recuerdo primoroso.

ISABEl
31/05/13.

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