Te vas, colibrí consentido.
Dejas mi entorno
y resignada te veo partir
al no poder impedirlo.
Te digo adiós con el alma.
Sé que voy a extrañarte.
Añoraré tu diminuta figura
de iridiscente plumaje,
tus zumbones aleteos
frente a mis ávidas rosas
acariciadas con tu fértil pico,
succionador de las mieles
que coquetas te entregaban.
que coquetas
Avecilla golosa…
En tus ojitos de selva
llevas la luz de lo sublime.
Y en ese levitar al revuelo,
la magia en remolino
del espíritu de una flor
que llegó a mi arcano jardín,
para engalanarlo…
Hoy, como suspiro,
tu presencia aquí, desaparece.
Pero el lapso de tu estadía
trasciende, palpita...
Tiene alas de recuerdo primoroso.
trasciende, palpita...
Tiene alas de recuerdo primoroso.
ISABEl
31/05/13.
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