El poema, aún dormido,
asoma a mi trasnoche,
se sirve un humeante café
y enciende el monitor.
Se revisa.
Entre sorbos de cafeína
y el susurrar del silencio,
une sus últimos fragmentos
al canto que el amor le dicta.
Y el poema se concluye,
como el café de su taza.
Satisfecho y completo,
suelta los versos al viento.
¡Se echa a volar!
ISABEL
14/06/25
asoma a mi trasnoche,
se sirve un humeante café
y enciende el monitor.
Se revisa.
Entre sorbos de cafeína
y el susurrar del silencio,
une sus últimos fragmentos
al canto que el amor le dicta.
Y el poema se concluye,
como el café de su taza.
Satisfecho y completo,
suelta los versos al viento.
14/06/25
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