miércoles, 28 de octubre de 2015

Hola Patricia

Hoy te recuerdo y quiero decirte cómo viví tu espera. Porque igual que todo el mundo supe que por aquí pasarías, y no precisamente en plan de turista.

Iba a conocerte. Crecía mi ansiedad imaginando lo que nos costaría tu visita en lágrimas y destrozos, pues los medios de comunicación pregonaron hasta el hartazgo tu mal genio, tu rudeza.


Llegaste hace poco, al anochecer. Y para mi sorpresa de modo tranquilo, o al desgano.

Primero, percibí tus tupidos goteos humedeciendo apenas un poco más que el rocío del otoño al paisaje. Después, tus soplos de lluvia prolongada, tus  lánguidos y agitados nubarrones que quizás intentaban esconder la trillada letanía que manchara tu reputación con alguna artimaña.

Para entonces, yo bendecía tu naturaleza, tu voz de lágrimas y vientos, tu avergonzada presencia de tormenta tropical que, sin deberla ni temerla, las malas lenguas habían señalado como el más feroz de los huracanes.

Ahora… Ahora eres historia.

ISABEl
28/10/15 

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