Fríos y temblorosos, hoy mis labios te nombran
y mi cuerpo evoca aquel apasionado abrazo
de una noche,
de un enero de fascinante embrujo.
de un enero de fascinante embrujo.
¿Lo recuerdas…?
Entre cuatro paredes,
fusionaron nuestros cuerpos
sus deseos y caricias
con tal fogosidad,
que brilló la habitación
como el sol del mediodía..
Afuera,
la luna nueva y su cortejo de estrellas
custodiaban el hechizo de las sombras,
mientras las gélidas horas bailaban
la clásica sinfonía del insomnio.
Aquellos instantes los hicimos nuestros.
Y van atados a mi historia,
con encajes de suspiros…
Y fragancias de besos.
ISABEL
02/01/14
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