en su vuelo de flor en flor,
habrás de tener para mí.
Y por donde quiera que estés
y sea el momento que sea,
sin importar que no te vea,
sin importar si no me ves
mi pasión como el colibrí
sedienta en libar tu dulzor,
desearás con tanto ardor
que el cielo llorará por ti.
Igual que esa avecilla inquieta,
las rosas te hablarán de mí.
ISABEL
30/11/10.
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