— Sí, tienes razón.
Nos conocimos una sosegada noche,
noche de plenilunio.
Fue diablura de la luna llena
que quiso jugar a ser Cupido
y llevó mi mirada hacia la tuya.
Tus ojos se perdieron en los míos...
y un suspiro se escapó de tu boca
besando al vuelo mis labios.
A partir de esa noche
de ensueño y seductor embrujo,
amarnos ha sido nuestra consigna.
También la luna desde entonces
nos observa muy campante,
... con sonrisa victoriosa.
ISABEL
07/10/10
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