Divina ilusión, pronto te marchaste.
Mis lágrimas rodaron hasta el suelo,
porque como ave... ligera volaste
y a mi vista te ocultaste en el cielo.
Te quise decir que no me fallaste.
Que en tu amorosa oleada y revuelo
a Cupido le dije: Me flechaste",
y a mi pescador: "Ya piqué tu anzuelo".
Me enamoré como una adolescente;
me sentí princesa de hermoso cuento
al lado de mi príncipe valiente.
Parece sueño y fue verdad. No miento.
Viví un idilio bello y complaciente,
e hice locuras... ¡Mas no me arrepiento!
ISABEL.
17/09/10
No hay comentarios:
Publicar un comentario