Tus ojos son colibríes,
todo miran asombrados;
y tus labios, alhelíes
que ríen desenfadados.
Yo… yo descubro la gloria
admirando tu carita,
tu andar grácil y tu euforia,
porte de juncal damita.
Ay, mi princesa querida,
tener tus años quisiera;
eres la flor consentida
de este sol de primavera.
Sonríe al mundo, preciosa,
dibuja ilusiones bellas,
que con ese andar de diosa...
¡Fácil llegarás a ellas!
ISABEL.
03/09/10.
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