La nostalgia es la cuenca de mis recuerdos. Y de los suspiros que no logró arrastrar el viento, de los besos que ansiaba entregar y nunca daré, de las tiernas palabras que mis labios callaron.
Todo lo anterior y más, fluyen de mi mente cuando escucho el eco de la lluvia. Imagino que se elevan para agregarse a sus gotas y que al caer rítmicamente, aquietan y hasta alegran mis tristes pensamientos. Es entonces que me brotan enormes deseos por un cálido abrazo, de aspirar con fruición el olor a tierra mojada... y de volverme a enamorar, para vivir flotando en la mórbida nube de las ilusiones.
Reitero lo dicho: Me gusta acariciar los recuerdos con la sonatina de la lluvia... y soñar embelesada y envuelta en la magia de su canto.
ISABEL
18/08/12
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