Al preguntarle que si aún me amaba
brevemente respondió: "Hasta la muerte".
Conmovida objeté: "No mueras, vive,
vive para amarme y para quererte."
Era mi ilusión secreta y profunda
regresar con él, pues lo amaba tanto,
que mi orgullo escapó como un suspiro
y mi amor lo buscó con suave canto.
Reconciliación, cuánto te bendije.
Feliz salí a tu encuentro emocionada
sin imaginar que serías leve,
como el fulgor de una llamarada.
Qué pena me das hoy, terco cariño.
Él cortó el diálogo con sutileza
y yaces a la sombra de sus miedos,
sin una flor... Cubierto de tristeza.
ISABEL
02/08/12
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