Me gusta ver cómo nace el nuevo día y los vivos
contrastes de su rubor encarnado. Qué lindo es escuchar el armonioso trino de las
aves en revuelo saludando al cielo, al paisaje, al astro rey. Todo eso es sencillamente
maravilloso. ¡Divino!
Es el tónico de mi corazón. Después de saborearlo late cadencioso y optimista. Lo sé porque hoy lo percibí regocijado diciéndome:
—Vamos, Isabel, dibuja una sonrisa que el día amanece
espléndido y abrirá sus pétalos tu flor consentida. Tú y yo nos embelesaremos con su matiz y su belleza
exquisita. Se te iluminarán los ojos cuando aspires su aroma, será el brote de un anhelo que podrás mimar, quien con ardor se abrazará a tu lira.
En verdad, qué lindo es recibir con la aurora la
bendición del cielo. Y con sus
colores, la esperanza, el amor y la alegría.
ISABEL
31/08/12
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