te vi jugar feliz con las estrellas,
y descubrí que tus manitas bellas,
relucían de polvo plateado.
Lo más fantástico o no imaginado,
fue que aplaudiste y brotaron centellas;
la sombra huyó con las luces aquellas,
mientras tú reías con desenfado.
Qué dicha más grande ha sido soñarte
entre los luceros del firmamento.
¿Mañana será en Saturno o en Marte?
Eso no lo sé, pero sí presiento
que celestial mano debe de guiarte,
porque eres astro de amor… y contento.
ISABEL
11/04/10
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