resulta acariciante a mis sentidos.
Relámpagos de voces, de rumores,
chispazos de otros tiempos y apellidos.
Rostros, poemas, pétalos, amores.
Volver al deleite resplandeciente
de explorar la mirada que atesora,
el abecé del lenguaje silente...
Y la forma sutil y encantadora,
de decirme con versos lo que siente.
Recuerdo mis ayeres seductores
en el Edén de mi alma afortunada.
En ese jardín de exquisitas flores
conviven con mis sueños de almohada,
rostros, poemas, pétalos, amores.
ISABEL
14/08/16
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