Siempre quiero y consigo acariciarte
en la angostura de mis soledades,
en la amplitud que ofrecen los recuerdos,
en lo íntimo de mi ser que es el alma,
y hasta en donde archivo los desacuerdos.
Puedo amarte sin esperar que me ames,
soñarte aunque no florezcan mis sueños.
Puedo verme en tus ojos sin mirarlos...
Y oír ecos de tu voz y tu risa,
ya que ni el tiempo pudo eliminarlos.
Quiero creer que volverás un día...
Aunque insista mi mente en recordarme,
que tu despedida es irreversible.
Mas quiero y puedo vivir optimista,
cantándote amor. Amor invisible.
ISABEL
15/07/15
2 comentarios:
Bella... Muy bella y sincera poesía.
Gracias por tu amable opinión, amigo Orlando.
Te abrazo con el corazón.
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