disfrutan en su delirio.
Ya no reprimen antojos
ni gotean como cirio...
con insólita paciencia,
sonríen al que las mira,
con absoluta inocencia.
Dicen que la luna es plena
cuando la acaricia el sol
con pétalos de azucena
y entre nubes de arrebol.
Tantas locuras pregonan
que en los rincones del alma,
los recuerdos se amontonan,
para dormitar en calma.
Mis pupilas avasallan.
Yo enmudezco ante el encanto
y cuando siento que callan,
temo que se vuelvan llanto.
Ay, no... Niña de mis ojos,
no estamos para el loquero.
Precisamos anteojos
y la luz de mi lucero.
ISABEL.
02/07/15
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