domingo, 28 de diciembre de 2014

Una Súplica

En mi azul soledad,
su memoria acaricio
para atar la ansiedad
y no perder el juicio.

Mas el frío ha llegado
y cala hasta los huesos.
Dime, Dios alabado.
¿Cómo obtengo sus besos?

Necesito un chispazo
de su amor encendido,
su piel en mi regazo
sudando a mi latido.

Mi refugio, Señor,
el temporal ha enfriado.
Yo preciso el calor
de mi sol, de mi amado.

Un milagro, Señor,
uno sólo te pido
con profundo fervor…
¡Hazlo volver al nido!

ISABEL
28/12/14

2 comentarios:

Orlando Francisco Menéndez dijo...

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Como simple soñadora,
leal, sensible, amistosa;
sigues amando la vida
y te fascinas con rosas.
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¡Vivir tus versos, Isabel!
Pensar lo que piensas,
y sentir lo que sientes.
¡Qué belleza de escritura!

Agradezco de corazón
que sigas escribiendo.

Recibe mis cariños.

Isabel. dijo...

Y a ti agradezco infinito, estos versos que me saben a miel, que me saben a gloria.

Te abrazo con emoción y cariño, amigo Orlando.