domingo, 21 de diciembre de 2014

Evocando

Recuerdo,
que él confesaba quererme con el alma
y que en mí descubrió la felicidad.
Lo que yo admitía con sonrisa plena,
confiando en su fervor y sinceridad.

Recuerdo que
me sedujo de forma maravillosa
con sus versos y su decir elocuente,
con el desbordamiento de sus caricias,
y con su mirada clara y complaciente...

Recuerdo,
que él juraba que jamás me dejaría.
Pero voló como el aroma del beso
una mañana escarchada de diciembre,
hacia el sitio donde se va... y no hay regreso.

¡Ay, cómo extraño el latir de ese embeleso!

ISABEL 
21/12/14

2 comentarios:

Orlando Francisco Menéndez dijo...

En esta y en varias otras de tus poesías, me agrada comprender que él jamás te dejó. Porque siempre estuvo contigo mientras vivía y porque tu embeleso hace que él siempre esté presente.
Me fascinan tus diáfanos poemas. Siempre es placentero leerte porque dejas un sabor agradable en cada escrito.
Te envío un cálido abrazo y mis mejores deseos para ti.

Isabel. dijo...

Amigo Orlando: Saber que tú, un Maestro en Poesía lee mis versos y que te agraden, me resulta halagador. ¡Gracias por hacérmelo saber con tus lindos comentarios.

Recibe mi abrazo navideño. Lleva cariño y los mejores deseos para el año en puerta, para el 2015.

Isabel.