Diciembre, cubres de magia tus helados días. Y ataviados con brillantes guirnaldas, llamativos adornos y
luces, provocan calor y alegría festiva, sin embargo, huelen y saben a nostalgia.
Tu espíritu seduce como un susurro enamorado. El tañer de tus campanas nos llama a dádivas y a la concordia, al abrazo fraterno, a la unión familiar. Y a la evocación, porque haces que florezcan
recuerdos que sacuden el alma.
La mía gime ahora añorando a seres amados que me
arrebató el destino. Sus vidas me confortaban. Sollozo repasando viejas
anécdotas que en mi memoria se grabaron. ¡Qué no daría por volver a
escucharlas en voz de quien me las contaba!
Diciembre, amo tu corazón de Nochebuena y tu latir de año viejo; y amo tus tradiciones de ensueño que me atan a este mundo a través de la esperanza y los afectos.
ISABEL.
19/12/14
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