Jamás podré olvidar aquel beso sumiso,
tu primer ruego de amor.
Lo depositaste en el dorso de mi mano.
tu primer ruego de amor.
Lo depositaste en el dorso de mi mano.
Fue la vehemente y callada
manifestación de tu sentir,
manifestación de tu sentir,
que acepté como un halago
y correspondí
con ruborizada sonrisa.
con ruborizada sonrisa.
Ah, tu beso.
Después, a solas,
con codicia lo recogieron mis labios
y lo disfrutaron hasta con placer profano.
Aún me embeleso al recordarlo.
Porque a pesar de
que marchaste al infinito,
de continuo revivo su momento
y transita a placer por mis sentidos.
Sí. Añoro tu primer ruego de amor.
Aquel que estampaste en mi mano
con el hálito azul de la ilusión;
ha sido el te quiero
más maravilloso que he disfrutado...
más maravilloso que he disfrutado...
Tu beso en mi mano.
Tu beso en mi
vida.
ISABEL
17/02/14.
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