Enero ha quedado atrás. Pero las flores todavía tiritan, resienten y se plisan ante el severo frío.
Continúa la lluvia de hojarasca. Cesó el trino del
ruiseñor y el colibrí, desde la rama de mustio árbol, recoge las caricias de
una brisa entristecida.
Desolador luce el panorama. Yo lo observo conmovida…
Y pretendiendo aligerar ese desánimo, abrazo mi entorno
con el corazón. Y, quedamente, rezo para
que recobre su voluntad de supervivencia.
Por mi parte, mantengo encendida la llama de la esperanza.
Me ilusiona volver a disfrutar al calor del amor, las refulgentes tonalidades
del paisaje… la próxima primavera.
ISABEL.
01/02/14
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