jueves, 10 de octubre de 2013

Mis Añejas Ilusiones

Con el cansancio de años a cuestas y digiriendo aún la congoja de estas últimas semanas, comprendí que las necesitaba, que cuanto antes debía recuperarlas. Dispuse acercarme a ellas con tesón, cariño y constancia, para redimir la indolencia de mi extravío.

Fui a su refugio donde supuse que dormitaban... y llegué apelando a la añoranza con lágrimas y lamentos; culpé mi pasividad a reveses del corazón, entre ráfagas de suspiros y una tormenta de promesas.

Sin embargo, mi arrebatadora elocuencia resultó infructuosa. Y cesó mi obcecación de reconquista, al caer en cuenta que mis viejas ilusiones ya jamás responderían, porque yacen bajo la piel de mi alma, cual hojas muertas desgajadas por el viento.

No hay modo de saber si sus incitantes latidos, fueron silenciados por el monstruo de la soledad o por la rudeza del tiempo. Sólo cuestiono a mi mente sobre la razón  por la cual, tardíamente, hizo que advirtiera el grave error de mi apatía.

¡Ay, qué tristeza más grande, Dios mío! Inconscientemente soy culpable de la muerte de mis antiguas ilusiones. Ahora, sólo me queda esperar que brille la luz de la esperanza con una nueva razón que motive mis empeños.

ISABEL
10/10/13.

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