Confieso
que soy adicta a tu mirada
que coquetea con la mía;
a las noches de tus pupilas,
donde habitan la luz callada
y la gran pasión que destilas.
Reconozco
mi adicción al sol de tu risa
albricias para mis sentidos,
ya que su calidez innata
derrite mi esencia insumisa
y se la bebe en su cantata.
Y declaro
que son mis vicios tu presencia,
tu voz, tus palabras y gestos;
que me aficioné a las caricias
de tus versos y su cadencia,
lecho de mis sueños y ardicias.
Me confieso
adicta a ti y sin abstinencia.
26/10/13