tu amor, tu latir,
y hasta tu calor en ese ansiado abrazo
que jamás nos dimos.
Estas manos -mis manos-
supieron blandamente delinear
sobre mis labios,
el roce de los tuyos,
Era así como imprimían en ellos
la sensación de que albergaban
la tibieza de tus besos.
Pero mi delirio de amar a ciegas,
ante el pobre estímulo
que se le ofrecía,
decidió abandonar utopías
y con la agilidad de un suspiro
se evaporó, sin pena ni gloria.
Así se fue... Así.
ISABEL
31/01/13
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