en que vivíamos enamorados...
Cuando al oído, quedo me decías,
que con el alma entera me querías,
que nunca andaríamos separados.
Mas con el tiempo el celoso destino
nos apartó con una canallada,
ordenándote ir por otro camino
y quedé con un silencio asesino
hoy testigo de mi todo y mi nada.
Sin duda añorar es gratificante...
Máxime, cuando es al amor genuino,
aquel que nos brindara a cada instante
su hermosura y claridad de diamante.
Al que aspiramos por su éter divino.
¡Ay!, extraño el cielo de aquellos días
de sol y sonrisas de enamorados.
ISABEL
20/10/2012
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