atada a dos enormes palmeras,
para tenderme en ella a soñar
al rumor de las olas costeras.
O la colgaría en el destino
que es quien marca mis pasos y mi huella,
para que con su vaivén preciso,
disfrute al tope esta vida bella.
Pondría mi hamaca hasta en el cielo
trabada en los picos de la luna,
Así al oscilar entre sus brillos,
reiría cual lucero en su cuna.
Mi hamaca tiene cascabelillos,
donde la cuelgue, va la fortuna.
ISABEL
02/10/12
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