Me citaste en una cafetería. La ocasión era celebrar la amistad, y en un apartado de ese lugar charlamos en forma amena de diversos temas. Al final, salieron a relucir algunas vivencias y situaciones personales.
Entre mis recuerdos surgió, cierto episodio triste y los sollozos comenzaron a resbalar por mis mejillas. Tú, en conmovedor abrazo me estrechaste dulcemente, mientras tus labios enjugaron mis lágrimas con su calor de sol.
Al tener tan cerca tu cáliz de mi boca, contuve los sollozos y quise probar su secreto licor. A sorbos y a placer degusté su mágica esencia y, al instante, un grato calor comenzó a recorrer mi cuerpo borrando todo pesar.
Con ese mágico elixir fortaleciste mi corazón y lo conquistaste. A su deleite suceden tantas cosas...
Ahora mi ilusión luce como la primavera. Emociones, ansias y sueños he aprendido a matizar para colorear hermosamente nuestro proyecto de felicidad.
Febril tormenta se avecina. Murmullos callados desata la noche al desvelo de nuestras caricias. Ya casi amanece... Animosos saludemos al alba que anuncia un nuevo día, que seguramente vendrá cargado de esfuerzos y esperanzas, de emociones y de amor.
ISABEL
05/02/11
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