Despiértate ya vida mía
que se marcha nuestro lucero.
Le cede el paso al nuevo día,
su albor despunta placentero.
Ven, compláceme mi cariño.
Mira cómo el sol aparece
sonriente, tierno, como un niño
que a su luz todo resplandece.
Anda, ponte guapo y salgamos
a caminar por los jardines.
A aspirar aromas que amamos,
rosas, claveles y jazmines.
¡Vamos! Sopla suave la brisa,
nuestro paseo será grato;
las flores me harán su poetisa
y en ti centraré mi relato.
Pero, qué bien. Me has hecho caso.
Me gusta tu complicidad.
Tú y yo, al alba y al ocaso,
juntos. ¡Hasta en la eternidad!
ISABEL
08/02/11.
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