Ay, corazón tesonero.
Quizás aguardas su regreso
para sentir que a besos seca mi llanto
y así recobrar tu cadencioso latido.
Pero no tiene caso esperarlo.
No te aflijas con mis sollozos,
pues no se avecina tormenta.
Sólo que, mi torrente de amor,
a su recuerdo crece emocionado
y ese río satura mis ojos.
La realidad es que se fue,
salió de mi vida.
Mas no me quedé sola…
… va conmigo su sombra
por donde quiera que voy.
Esa sombra querida me besa
y me abraza como suave brisa.
Ay, corazón mío,
aunque escuches mis lamentos
tú canta… ¡canta enamorado!
ISABEL
27/12/10
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