lunes, 29 de diciembre de 2008

Principio y fin

En la banquita del jardín
que solíamos frecuentar,
hoy me senté a meditar
del amor, su nacer y fin

El nuestro comenzó divino
como una lluvia de estrellas,
me decías frases bellas
embriagantes como el vino.

Que si mis dientes son perlas
que bellísimos mis ojos…
Que al besar mis labios rojos
ansias eran madreperlas.

Y de ti quedé prendada
razonando con candor:
“Es muy bello dar amor
y saberse bien amada.”

Vivimos días de pasión,
noches largas y desvelos,
pero surgieron recelos,
tus dudas… Desilusión.

Después, nada fue lo mismo.
El fuego que consumía
cayó en terrible agonía,
y remató en egoísmo.

¿Qué amar dolor lleva adjunto
y se llora si se ansía?
Los celos no son cosa mía,
pero sí este adiós… y punto.

ISABEL
29/12/08

miércoles, 17 de diciembre de 2008

Papá

Cómo olvidar tu partida.

Fue una fría mañana de diciembre en vísperas a la Navidad. Dos días después de tu llamada telefónica, de oír la encomienda de tu saludo “Chacha, ¿todo bien por allá? Ten presente siempre lo mucho que te quiero.”.

Tu cálida y querida voz en esa ocasión la sentí triste. Y deseé ser maga y en un tris estar a tu lado, quería abrazarte y llenarte de besos. Pero controlé la emoción y logré decirte: “Iré contigo muy pronto, antes de año nuevo, lo prometo, pero también nunca olvides que te amo con todo mi ser.”.

Esa promesa quedó flotando en el desconcierto, pues tu cansado corazón, inesperadamente, dejó de latir.   Tal vez fue deseo Divino que celebraras esa Navidad, gozando de eterno descanso.

El caso es que hoy mis abrazos y besos vuelan en oraciones hasta donde feliz has de estar, mi viejo amado.

ISABEL
17/12/08

jueves, 4 de diciembre de 2008

Te recuerdo

Alex de mi vida:

Hoy como hace 10 años desperté inquieta pensando en ti. Tú sabes que detesto la incertidumbre. Imaginar que estás preocupado por mi suerte, me impulsó a escribirte para que sepas que estoy bien, que como lo deseabas, me mantengo animosa a pesar de tu partida.

Quiero pensar que liberado de un cuerpo lleno de enfermedades, gozas de la felicidad de los justos. No puede ser de otra manera, ya que aquí, en el mundo terrenal, sembraste amor a manos llenas y con actitud solícita, brindabas ayuda a todos los que veías la necesitaban. Fuiste un gran hombre. Inteligente, humilde, espiritual.

Sabrás que tu familia está bien. Nuestros hijos siguen tu ejemplo. Los tres son trabajadores, bondadosos y justos; han hallado el amor y llevan una vida armoniosa y bella. Ya somos abuelos de un hermoso e inteligente bebé de casi 14 meses de nacido; se llama Alonso, y te conoce porque me gusta hablarle de ti y a él le agrada escucharme.

Yo te tengo presente de manera constante. Son muchos los recuerdos que guardo de ti. Te siento en nuestros retoños, leyendo tus escritos y tus poemas. Pero anhelo tus caricias, tus abrazos y tiernos besos, tu mirar dulce y todos los cuidados que me prodigabas.

En la añoranza de haberme sentido tan amada, agradezco a la Vida y te bendigo a ti a diario. Qué fortuna tuve de que me hayas elegido para llenarme de ternura, para ser tu compañera y la madre de tus hijos. Gracias amor por haberme hecho sentir siempre tu reina. Descansa en paz que tu Suimei vive tranquila y no te olvida.

ISABEL
04/12/08.