Rescaté ayer con vaivenes
mi reír de primavera
y rubores de verano.
La lluvia perló mi piel
con su canto diluviano.
Recién había anochecido cuando oí que la tormenta
anunciada con relámpagos y truenos llegaba con un cantar de pronóstico
reservado. Sin embargo, sus repiqueteos en mi ventana y en el asfalto, sonaron
como las notas de un placentero concierto que incitaba a dejar de lado el
cansancio y gozar de su fresca velada.
Esta vez la lluvia no fue para soñar y revivir añoranzas,
no. En mi ser corrió el entusiasmo, y bailé y mecí mi cuerpo a la cadencia de
sus sonidos magistrales que cesaron casi al amanecer. Así que, he dormido poco,
pero plácidamente.
Sonrío frente al espejo examinándome. Soy la misma de
ayer pero más ligera y plena de espíritu. Quizá con el canto y el bamboleo
ejercitado, desprendí telarañas que empañaban mi semblante, mi femenina actitud.
Hoy me siento bañada de brillos… Como
una flor con gotas de rocío.
ISABEL.
10/06/17
1 comentario:
Tu poética prosa "Noche de Tormenta" me atrapó y quise saber todo.
Siempre es muy agradable leerte pero en esta me transmitiste alegría y felicidad.
Gracias.
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