Sí, definitivamente.
Al percibir los avances de la barca de mi vida,
mi espíritu vagabundo
sólo viajar pretendía.
Pero al descubrir el luminoso paisaje de tus ojos,
arrinconó su errática inquietud
y quiso pertenecer a tu cielo…
Igual que el rayo de sol que los enamora,
o como el de la luna que vela en la oscuridad
la fragancia de sus sueños.
Y fue que dispuso estar hasta el final,
hasta mi último suspiro,
pendiente del mar de tus pupilas.
ISABEL.
02/03/17
2 comentarios:
Esta poesía no te la puedo comentar,
al menos no por el momento.
Porque me emocionó demasiado.
Cariños.
Cariños, amigo Orlando. Gracias por leer estos versos...
Gracias por el regalo de tu bello comentario.
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