que nos roba el corazón y enamora.
Es ese canto que engarza y dimana
sublimes rubores como la aurora.
Y abrazarla es palpitar con sus sueños
e ir con ellos bosquejando pasiones.
Trazar suspiros, caricias, empeños,
bajo el influjo de sus emociones.
Es desear ser musa del amor
y volcarlo en un racimo de versos.
O desgranar la ansiedad y el dolor
al eco en lontananza de unos besos.
Amar la poesía es luz de vida,
porque es desearla aún en la agonía
con voluntad y el alma dividida,
entre la razón… y la fantasía.
ISABEL
11/02/17
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