escapa el rugido de la borrasca
inquietando a la localidad.
Llega en torbellino.
Golpetea los cristales de mi ventana,
sopla entre los intersticios,
se agita un ramillete de mis vivencias
y caen algunas, avejentadas.
Sorprendida, hago memoria.
Revivo sus momentos.
Fueron experiencias
del árbol de mi vida.
Hojas sueltas y amarillentas
veteranas en otoños…
Flores resecas.
Pétalos de íntimos versos.
Esos queridos y ajados recuerdos
son ahora hojarasca de nostalgias.
Tal vez mañana sean abrigo…
La frazada que apacigüe el frío
que llevo en el alma.
ISABEL
13/09/16
2 comentarios:
No debí leerlo; me hizo llorar.
Entonces, no debí escribirlo.
Besos a tu alma, mi querido poeta.
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