¿O es que perezco en la melancolía?
Sólo escuchar su nombre me derrota
y sollozo viendo a la lejanía.
Su recuerdo habría de entusiasmarme.
Debiera de sonreír orgullosa,
porque se marchó sin dejar de amarme
y fui su razón, su mujer, su diosa.
Amigo Silencio,
mi ánimo hecho trizas cayó hasta el suelo.
Necesito sentir que se levanta
decidido a tocar al mismo cielo
con la pasión y la fe que agiganta.
Y preciso termine esta agonía.
Vislumbrar sin ahogos ni tristeza,
el bosquejo que guarda el alma mía.
Pinceladas de amor de gran belleza.
Amigo Silencio,
regálame una pizca de entereza
y algunas gotitas de fantasía,
para morar contigo sin torpeza
y soñarlo bonito… Noche y día.
ISABEL.
08/10/15
2 comentarios:
Un canto a tu amor, un ruego en la vida.
Bellas y suaves letras, querida amiga.
Un amor que me regaló la vida,
querido Orlando.
Gracias por leerme...
Va mi cálido abrazo para ti.
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