Agoniza noviembre.
El tiempo lo bendice
murmurando su nombre
y enseguida le dice:
En tragos diminutos,
tu licor estupendo
me bebí
por minutos,
lo
disfruté corriendo…
Queda
en mí, tu sabor.
Y se
lleva algo mío
tu ocaso en su rubor,
la niebla y tu rocío.
Y noviembre agoniza
con llovedera y frío;
la brisa escurridiza
murmura en desvarío:
“A nadie mata el tiempo.
Cesa el libre albedrío”.
ISABEL
27/11/13
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