dejarías atrás tu cobardía.
Y ya sin suspicacias, sin espanto,
me dirías: Quiéreme, noche y día.
¿Noche y día para amar? ¡Ay, Dios Santo!
Alba y ocaso en una melodía.
Y despertar bajo el celeste manto
fogosos como el sol de mediodía.
De mediodía el desliz de embelesos
atrae más suspiros, más miradas,
que aplican bien a mi sentidos versos.
Sentidos versos.
Palabras calladas
saltan y desatan nudos diversos,
para ser con la brisa liberadas.
ISABEL
23/05/13
1 comentario:
Querida amiga Isabel:
Siempre que escribes sonetos, y lo haces frecuentemente, los leo con el placer de saber de antemano que lo serán realmente porque guardan la estricta estructura de tales.
Por otra parte, me complace que logres considerar temas románticos e íntimos de forma lozana y circunspecta, como debe ser.
Eres una excelente poetisa. Cariños
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