Fue larga la noche de anoche. Al sonido del
reloj se sumó el murmullo de inesperado aguacero, ocultando aquel monótono tic tac y mis
bostezos.
Querido Dios, te pido que me ayudes a amar mi actual monotonía. Presiento que es la causante del desánimo que a veces me asalta. Yo deseo permanecer serena y resurgir, igual que mi viejo rosal que a cada brote, debe deleitarse imaginando sus futuras rosas.
En este loco
desvelo me bebo mis lágrimas y entre tenues suspiros. reviso recuerdos lejos de la cama... a la vez que platico contigo y con el espíritu de la madrugada.
Ha dejado de llover y ya se han ido las horas idóneas para que
descansara mi cuerpo. De pie, frente a
la ventana de esta habitación, observo el oscuro horizonte esperando que
amanezca. El cielo destaca como nunca, a la luna en menguante y al lucero del
alba. Entre sus brillos, vislumbro gotas de lluvia o de rocío, sobre la hechicera
flor que es la esperanza.
Llegó por fin la aurora luciendo en su tez escarlata, un bello rubor en tonos naranja y al sol en su mirada. Renace la vida. Y mi ilusión en amarla, continúa.
ISABEL.
10/11/12
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