Qué linda sorpresa hijo de mi vida.
Hoy con tus versitos me desayuno,
sonrío de emoción rompiendo ayuno
y bebo tus letras, agradecida.
Escribes tan bello como tu padre;
como el de él, tu corazón es diamante
y late alegre a ritmo acariciante,
al escribirle versos a tu madre.
Gracias por existir, mi buen retoño,
biólogo soñador de mis orgullos.
Gracias por acompañar los arrullos
del ave fénix, mi dorado otoño.
ISABEL
11/05/12
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