Cuánta tristeza nos causa
que se nos vaya otro día...
Ah, distraída alma mía
y ahora sí lo lamentas...
Se te fue en la tontería
su tarde de horas contentas
y en la noche se evadían
sin aviso. Soñolientas.
¿Triste lloras, alma mía?
Calma... sin hacer tormenta,
ni que fuera felonía
perder del tiempo la cuenta.
Ya mañana con alegria,
remendaremos la afrenta.
ISABEL
19/05/12
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