Sé mi huésped esta noche y amaneciendo podrás irte tranquilo. ¿Aceptas? ¡Qué bien! Te serviré café y charlemos hasta que nos venza el sueño, igual que lo hacíamos en la bella etapa de nuestra vida en común.
¡Vaya con la lluvia! Pareciera que quiere demostrarnos que posee el vigor del verdadero cariño, el que persiste a la insensatez y a los malos momentos, pues arrecia con rebeldía.
¿Sientes frío? Yo también. Ven, abre tus brazos refugio de mi cuerpo. Abrázame con todo tu ser para que surja el ardor contenido. La noche es nuestra.
ISABEL
07/04/12.
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