Te juro que disfruté sin
delito
en íntimo sopor
apasionado,
de su aroma, de su ardor
infinito.
Fue bello y fugaz. Huyó
con la aurora
esa tórrida sensación
profana;
el beso, la caricia
abrasadora...
Y remisa saludé a la
mañana.
Ahora, tú no sabes cuánto
anhelo
volverlo a sentir aquí, a mi lado,
quemándome hasta el alma
con su celo.
Soñarlo... como anoche lo
he soñado.
ISABEL
27/03/12.
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