Amor, anoche dormí con la lluvia y no sé si sólo soñaba, pero desperté
con la idea de que estuviste conmigo. Me invaden sensaciones de tu roce y de tu aroma. Siento que me apreté a tu piel ardiente, que intercambiamos pasión y
caricias.
Fue histórica nuestra entrega. Por vez primera al oírte
pronunciar las palabras “te quiero”, mi alma rozó la felicidad. Jamás
me lo habías dicho así, tan íntima, tan dócilmente. Quizá por eso entre nosotros hubo
una barrera de desencuentros. Pero qué importa aquel entonces si anoche
nos quisimos, si entre mis manos tuve tu rostro, si tu cuerpo latió junto al
mío, si te besé y como nunca me besaste.
Hoy, al correr de las horas sonrío, pues basta con que
cierre los ojos para revivir el calor de tus labios y la delicia de tus mimos. Hoy con ilusión espero la noche, ansiando
dormir arrullada por el canto de la lluvia, rezando porque vuelvas a enredarte
con mis sueños, en el infinito cielo azul de la esperanza.
ISABEL
5/02/12
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