Amo tu soledad, amo la mía,
cómplices del gran amor que sentimos,
dos espacios de paz y bonhomía.
Las amo, porque con ellas supimos
liar nuestros locos sueños y embelesos,
y hasta nuestros pesares compartimos.
Son vergel donde cultivamos besos,
sublimes pensamientos y caricias,
y perfumados suspiros traviesos.
Idílico don. Bendito en albricias
resulta pensar y amar a distancia,
y percibir las acciones propicias.
Amo tu soledad, tu bella estancia.
Y la mía que es donde te imagino
apretado a mi piel, ¡y a mi fragancia!
ISABEL
01/06/11
2 comentarios:
¡Bonito poema!
¡Gracias por leerme!
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