domingo, 31 de agosto de 2025

Remordimiento

Ayer, sin que lo advirtieras, te observé. Tu sonrisa, una estrella en mi penumbra, mostraba la luz que yo no poseía. Fue en ese instante, en una chispa de anhelo que la robé para mí. Triunfante, la escondí en el doblez de mi pañuelo, apretándola en el puño de mi mano.

Sí, la hurté. Y confieso que me consume el deseo de sentirla. Su dulce cosquilleo es mi delirio. Es una chispa vibrante que me quema y da vida a la vez. es una adicción que me gusta y me encadena.

Pero la euforia se esfumó en el momento justo en que desperté de mi locura.

¡Ay, mi locura, esta vez rebasó su meta! ¿Qué hago con tu sonrisa agonizando en la palma de mi mano? La miro y el pánico me invade. Sin el brillo de tu alegría, sin el calor de tus labios, sé que no va a sobrevivir.

Ahora, las preguntas se me clavan en el pecho: ¿Cómo la devuelvo? ¡Cómo! Si pudiera regresarla, ¿recuperaría su luz o caería agonizante como un cascarón vacío? Su brillo se extingue, y con él, una parte de mi alma se desvanece en la oscuridad silenciosa del remordimiento, sin saber qué hacer con el pecado que aprieta mi mano, con esa estrella que por quererla mía, la condeno a muerte.

 ISABEL
31/08/25

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