A media tarde, las nubes
blancas se tiñeron de gris. Se avecinaba una tormenta.
Me apresuré a cerrar las ventanas de mi choza. No quería que el enérgico canto de la lluvia, ahogara el seductor sonido que me acompaña desde el amanecer: El eco de la risa de mi amado.
¿Cómo perderme de tan entrañable sonido que surgió como un susurro en el mar de mis recuerdos? Al contrario, estoy deseando que se vuelva más audible para bañarme en el ardor de su cadencia, y para beber felicidad en su melodiosa cascada de amor. Mi nostalgia.
Mientras tanto, esa musicalidad que añoro envuelve sutilmente mi estancia, y un grato cosquilleo viaja por mis venas acariciando cada rincón de mi cuerpo.
Decididamente, cerré las ventanas de mi choza. Afuera, la tormenta puede rugir; adentro, solo admito el dulce sonido que me acaricia desde el amanecer. El eco de la risa de mi amado.
ISABEL
26/07/25
Me apresuré a cerrar las ventanas de mi choza. No quería que el enérgico canto de la lluvia, ahogara el seductor sonido que me acompaña desde el amanecer: El eco de la risa de mi amado.
¿Cómo perderme de tan entrañable sonido que surgió como un susurro en el mar de mis recuerdos? Al contrario, estoy deseando que se vuelva más audible para bañarme en el ardor de su cadencia, y para beber felicidad en su melodiosa cascada de amor. Mi nostalgia.
Mientras tanto, esa musicalidad que añoro envuelve sutilmente mi estancia, y un grato cosquilleo viaja por mis venas acariciando cada rincón de mi cuerpo.
Decididamente, cerré las ventanas de mi choza. Afuera, la tormenta puede rugir; adentro, solo admito el dulce sonido que me acaricia desde el amanecer. El eco de la risa de mi amado.
ISABEL
26/07/25
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