En la hoja pajiza de un viejo cuaderno y utilizando lápiz
azul ilusión, quise dibujar mi distintivo de vida: Un poema que vibrara al
evocar mis años mozos, junto a esa lágrima que constantemente fluye del
nubarrón de mi memoria. Pero…
Pero brotó tan sólo una mueca oscura en forma de flor. Parecía
aguardar el rayo de sol que la reviviera e hiciera nido entre sus pétalos.
Decepcionada, arranqué la página, la hice bola y la arrojé
al vacío.
Fue como estrella fugaz de un deseo incumplido escrito
con el pensamiento... y éste lo borró al instante.
ISABEL
18/05/18
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