Con mi YO interno cuestiono
si alguna vez me quisiste.
¿Pudo ser?
—Mm… Pudiera ser.
Pero, ¿y si no?
¿Por qué no?
—¿Y por qué sí?
Quizá sólo lo entusiasmaba
vivir una aventura.
Entonces, ¿confundí su sentimiento?
—Posiblemente.
Y confundida trenzaste una quimera
donde el corazón se enredó.
ISABEL
16/04/18
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