Arrastrando su negro mantón y sola
—sin luna, sin estrellas, —
entró la ansiada noche.
Al cobijo de sus maternales brazos dormí
oyendo el canto sonoro
de un gran aguacero.
Soñar fue como asistir a una fiesta
donde mis ilusiones aglutinadas
reían alegremente.
Y las vi salir a la calle descalzas,
pero con paraguas…
Dispuestas a bailar con la lluvia.
ISABEL
05/07/17
3 comentarios:
Hermosa poesía de bellísimo sueño.
Y tú Morelia es muy pintoresca. Me encanta conocerla por tus fotos.
Gracias amigo querido. Qué grato es leer tus comentarios.
Saludos.
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